
Analicemos ahora la frase que nos ocupa, titular de un artículo aparecido en el País: hay un sujeto (femenino, pero es irrelevante en lo que nos ocupa) que pegó en alguna ocasión a alguien, de sexo femenino, que resultó perjudicada. La persona perjudicada es el complemento indirecto y, si bien es femenino (en masculino parece evidente que no existiría posibilidad de confusión), debe ser sustituido por el pronombre le: sin haberle pegado.
La frase del titular es una regla nemotécnica un poco bruta, pero quizás por eso efectiva: las dos veces que aparece "la" lo hace de forma incorrecta. Si la leen los que popularizaron su uso, verán que crearon un monstruo. Quien quiera buscar a los culpables de tamaño despropósito, puede empezar por un lugar un tanto insospechado.